martes, 16 de octubre de 2012

Miedo


Tenemos miedo, un miedo ancestral.
Miedo a lo que digan y puedan pensar,

miedo al que habla, al que escribe,

al que se atreve, al que grita, al que canta.

Un miedo paralizante y visceral

a que nos quiten lo que tenemos,

a lo nuevo, a caminar, a descubrir, a probar.

Miedo a admitir la evidencia,

a reconocer los errores, a disculparse,

a los argumentos, a que nos señalen y  cuestionen;

miedo a reír, a pensar, a opinar y a luchar.

Miedo a saltar, a correr y a bailar;

miedo a  la oscuridad, a soñar, a gozar;

al distinto, a debatir, a reflexionar.

Tenemos miedo, un ridículo miedo,

a abrir los ojos, a mirarnos al espejo,

a la báscula, los abrazos, las caricias y los besos.

Tenemos —y de eso se aprovechan—

un miedo irracional a la verdad.

Tenemos miedo, un vergonzoso miedo
 
a la libertad.
 



© Rafa Chevira

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