Debido a la intensa actividad que
me veo obligado a llevar a cabo estos días, me ha sido imposible agradecer como
debiera la inestimable colaboración que siempre ha recibido mi partido de los
votantes de izquierdas que no acuden a votar.
Nunca nadie desde mi partido ha tenido la
gallardía de reconocer y agradecer el desinteresado apoyo que estos no-votantes
han brindado siempre a nuestro proyecto, por eso no quiero dejar pasar esta
oportunidad para dirigirme a ellos y reparar la inexcusable falta de
consideración que hemos tenido, expresándoles mi más sincera gratitud por el
respaldo con que nos han agasajado en el pasado y que nos ha permitido conquistar la mayoría absoluta que hoy nos faculta para deshacer, con tanta legitimidad como impunidad, el que algunos ilusos han dado en llamar estado de bienestar.
Quiero manifestar públicamente la
admiración que me provoca la actitud de los votantes de izquierdas que no
votan, porque su generoso gesto contribuye de una manera decisiva a la honrosa
tarea que nos hemos impuesto de volver a poner cada cosa en su sitio.
Así mismo, no quiero pasar por alto la
envidiable y asombrosa capacidad de olvido que poseen los votantes de
izquierdas que no van a votar. Una capacidad de olvido que ha de verse como una
ejemplarizante muestra del grado de tolerancia
que son capaces de alcanzar y de su absoluta falta de rencor. Olvidarse de los
recursos en el Tribunal Constitucional, de nuestra oposición al matrimonio
homosexual, de la postura que hemos mantenido con respecto a la asignatura de
EpC, de los recortes a la enseñanza pública, de los pasos que hemos dado para
privatizar la sanidad, de nuestra sistemática negativa a arrimar el hombro, de
la rastrera utilización que hemos hecho durante años de la lucha contra el
terrorismo y de sus víctimas, y de tantas otras cosas (los hilillos, la guerra, el 11M, los “trajes”
valencianos, los parquímetros…) que han dejado suficientemente claro cual ha
sido, es y será, nuestra categoría moral y política, es una auténtica lección
de talante democrático digna de mi más caluroso y sincero aplauso.
Es necesario que mencione aquí la escasa y
poco valorada virtud que poseen los votantes de izquierdas que no votan, de
hacer oídos sordos y disculpar todas las barbaridades y mentiras que los
miembros de mi partido —incluido yo mismo—, simpatizantes y demás voceros a
nuestro servicio, hemos ido diciendo para poder crear ese clima de crispación
con el que hemos convivido los últimos años.
Mi intención con esta carta no es otra que
mostrar mi particular y merecido homenaje a todos aquellos votantes de
izquierdas que no van a votar, que en el ejercicio de su libertad y haciendo
uso del legítimo derecho que tienen de no hacerlo, han posibilitado que
recuperemos el poder que tan indignamente nos fue arrebatado hace ocho años. Su
complicidad les hace merecedores de que les considere —pese a que no estén
afiliados ni hayan votado nunca por nosotros— como una parte fundamental de
nuestro partido.
Les doy las gracias de todo corazón por
ese apoyo, sin el que no habríamos podido llegar a donde hemos llegado, y
aprovecho para agradecerles, de antemano, el que estoy convencido nos brindarán
en futuras ocasiones.
© Rafa Chevira
Fdo. Mariano
No hay comentarios:
Publicar un comentario