miércoles, 28 de marzo de 2012

Es Tu Vida


     Este texto, breve y directo, me lo inspira una amiga agitadora.

     La pareja, ha sido y sigue siendo en muchísimos casos (afortunadamente, menos cada día gracias a la toma de conciencia de las mujeres de su propia realidad y su voluntad de cambiarla, y a la decisión de muchos hombres de sumarse a ese cambio), y en contra de lo que aquellos que pretenden sojuzgar a las personas nos han vendido, el mejor instrumento coercitivo y de represión que posee una sociedad machista. Esta farsa de "amor" que venden y que tan sumisamente hemos aceptado (con sus trajes de novia, la comunión de las niñas, las cenas navideñas, el día de los enamorados...), acaba siendo, por las bases en las que se sustenta,  un castigo más que una bendición. El poder, la falta de respeto a la libertad del otro, a su individualidad, el vergonzoso interés con el que convertimos, por obra y gracia de nuestra inseguridad, a nuestra pareja en una posesión personal e intransferible, como si de un objeto se tratase (¡todo para mí!...se poseen si acaso las cosas, digo yo, no las personas), la dependencia cultural y económica, y la retrógrada y castrante (aplicable a los dos sexos) visión que se tiene de la sensualidad, los afectos y el sexo, hacen de este modelo de pareja, de relación, el mejor y más extendido ejemplo de infelicidad, por mucho que nuestra vergüenza, nuestro orgullo y nuestra ceguera lo nieguen. Caldo de cultivo para reproches, rencores, miedos, humillaciones y maltratos, tan sutiles muchas veces que la ceguera los hace justificables y tan crueles, las más, que hacen de la vida algo insoportable. ¡Qué bonito!

     El Amor, ha de ser libre, sino habrá que llamarlo de otra manera. Ya está bien de mentiras, de farsas, de hacernos creer que nuestra vida pertenece a alguien más que no seamos nosotros, que puedan decirnos como amar, como sentir, como disfrutar del sexo, como vivir. Que nuestra vida es nuestra y de nadie más, y que solo tenemos una. Que no tenemos que resignarnos, que no tenemos que aceptar su modelo de infelicidad, que podemos (que debemos) revelarnos. Que la sociedad no es quien hace a las personas, que son las personas las que hacen la sociedad, que no nos tomen el pelo. Que cada un@ de nosotr@s tenemos la llave para cambiar nuestra realidad. Que es posible, que merece la pena, que nos va la vida en ello…


© Rafa Chevira

8 comentarios:

  1. El amor maduro a veces llega gracias a una gran desilusión.
    Después de haber sufrido un gran amor que también destruyó la autoestima, se puede recuperar la razón y comenzar a creer que tiene que ser posible amar y ser feliz al mismo tiempo.
    Es inútil pretender que alguien nos quiera si no le place. En un amor sin esperanza somos perdedores de entrada porque no existe nada menos atractivo que el que se humilla.

    Como bien decía Freud, el único amor posible sin condiciones es el de una madre por su hijo.
    Los demás vínculos afectivos deben ser racionales, no se puede aceptar, en nombre del amor, el desprecio, la infidelidad, la mentira o el maltrato.

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    1. Carmen, no creo que un "gran amor" que se sufre y destruye la autoestima, pueda considerarse tal. Y, por supuesto, creo que se puede recuperar la razón y ser feliz amando y siendo amado.
      Creo que somos perdedores desde el momento en que aceptamos ese modelo coercitivo del que hablo.
      Permiteme que apostille al señor Freud por respeto a mis hijas: El único amor posible, sin condiciones, es el de una madre y un padre por sus hij@s.
      El desprecio, la mentira o el maltrato no deben aceptarse, como muchas otras cosas, en cualquier tipo de relación. En cuanto a la infidelidad... No me gusta esa palabra ni las connotaciones que tiene. La fidelidad/infidelidad (en el asunto que tratamos aquí)creo que está interesadamente ligada a la idea de posesión y exclusividad que repudio.
      Un beso

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  2. Me gusta, como en el fb. No creo ni en la posesión, ni en pertenecer, palabras que me dan grima y que conozco, por desgracia, demasiado bien, si creo en la entrega, si es recíproca y creo en la libertad a la hora de amar, para mi la fidelidad no es un concepto físico ni cuántico, es algo meramente subjetivo y estoy totalmente de acuerdo contigo. No me gustan los clichés (ni unos, ni otros), creo en la capacidad de aprender cada día, en la coherencia libre y personal, en ser fiel a uno mismo. Y, compartirlo, siempre que valga la pena, con frescura, alegría y muchas dosis de humor.

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    1. Uno trata de ser lo más coherente posible (hablo de mí), aunque también uno es consciente de sus limitaciones. Por eso, porque uno es humano y no es perfecto (ni ganas de serlo), se sabe ligado a alguna que otra contradicción. De ahí la necesidad de aprender de los demás, de ahí lo necesario de estos intercambios, de ahí la necesidad de entender. Evitar sufrir y hacer sufrir, intentar ser feliz y hacer feliz, conseguir que la vida se abra paso ante tanto desatino.
      Pienso que tampoco hay que ser muy "soviético" en cuanto a la pretendida libertad "personal" de coherencia y fidelidad a uno mismo, primero porque creo que esa libertad no es tan personal como nos creemos, que la sociedad y la educación (entre otras cosas) se han encargado de dejar su poso envenenado, y en segundo lugar, porque eso nos impide abrirnos y aprender, seguros de estar siempre en lo cierto y negando cualquier cambio posible, ya que este supondría renunciar a nuestra propia esencia (o eso creemos), cuando en realidad, en muchas ocasiones, lo que conseguimos no es ser fieles a nosotros mismos, sino ser fieles contra nosotros mismos.
      A uno solo le caben los intentos.
      Y compartir (qué bonita palabra). Esa sería la clave, compartir más allá de la "coherencia".

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  3. Yo tampoco creo en ningún amor que destroce la autoestima, porque efectivamente no es amor, es dependencia. Habría que empezar por analizar la educación recibida desde décadas en la que a la mujer se le preparaba para aceptar lo que fuera. Y ATENCIÓN... que solapadamente la sociedad actual tiene mucho de eso. Todavía me asombro de escuchar a jóvenes bien preparadas, cultas y "modernas" haber llegado a algo que yo considero "maltrato psíquico" y responden "es que estoy enamorada". Primero habrá que analizar que significa eso. En cuanto al amor de una madre por un hijo o hija tambien pienso que es el mayor y el más desinteresado que existe. El del padre no tengo ni idea porque no lo soy. Pero incluso en ese amor de madre - hijo- OJO! que en ocasiones también hay mucho que analizar sobre las relaciones de poder. Un placer visitarte.

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  4. Para mi, Mentxu, siempre es un placer contar con tus opiniones.
    Debemos (mujeres y hombres) plantarle cara a esa educación que se ha dedicado durante décadas (siglos me atrevería a decir yo) a que la mujer acepte como natural su sometimiento.
    He luchado y lucho (en la medida que mis capacidades me lo han permitido) contra las injusticias, vengan estas de donde vengan y sea quien sea quien las padece (hombres, mujeres, niñ@s, homosexuales...) y no he necesitado nunca ser mujer, homosexual, inmigrante... para sentirme solidario, luchar por sus derechos o comprender su sufrimiento, porque no hago distingos, porque hablo de personas. Por eso, puedo hablar de madres, sin serlo. No me siento identificado con aqull@s que hacen esa clase de distinciones porque al hacerlas dejan patente que se sienten mejores. No me gustan los homófobos ni los heterófobos; no me gustan los machistas ni las feministas; no me gusta quien divide.
    Y efectivamente, mucho habría que analizar de las relaciones de poder que existen en ese amor de madre(y padre) por sus hij@s.
    Te reitero. Un placer verte por aquí.
    Besos.

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  5. Afortunadamente, como tu bien dices, cada vez hay más toma de conciencia y hay más gente que se revela dentro de la propia pareja para conseguir eliminar eso que le resulta insostenible y que le está restando felicidad, aunque a veces el coste sea la separación . En otros casos, esta reclamación de los derechos de respeto, individualidad de los que hablas, se convierten en un “castigo” cuando la otra parte no tiene la misma percepción de las cosas y además hay una depencia, quizás económica o de otro tipo que anula la posibilidad de seguir por caminos distintos.
    Por otra parte, no descarto que pueda haber personas, que sean felices con la situación convencional de la pareja ( desde luego no hablo, de malos tratos, ni humillaciones….) igual soy muy ingenua, pero quiero pensar que llevado a estos extremos no sean muchos los casos que se dan.
    Creo que siempre hay que tener en cuenta que no todo el mundo tiene las mismas inquietudes y las mismas necesidades, hay quien es feliz con muy poco y por el contrario hay quien es un eterno insatisfecho. No debemos entrar nunca en dar por hecho los que los demás necesitan, aunque si es muy recomendable, es más, creo que es necesario agitar, para hacerles ver que si algo les está jorobando la vida, no tienen que cargar con ello para siempre,como si fuera una condena, que hay otras opciones, aunque haya que currarselas.. esa es otra.. a veces las personas prefieren acomodarse..
    En fin, completamente de acuerdo en la necesidad de luchar y cambiar la cosas, también en el ámbito de la pareja, en el momento que uno detecte, que lo que tienen que quiere para el resto de su vida, o que hay determinadas cosas que ampliarían su felicidad, en esos casos , hay que ir a por ello. Como dices solo tenemos una vida y nosotros tenemos que decidir como queremos vivirla,
    Sobre decirte quien soy....

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  6. Tranquila, no es necesario que me digas quien eres.

    Sé perfectamente que existen personas que están viviendo, quiero decir, sufriendo a diario un calvario al que no pueden o no consiguen poner fin. Conozco, creeme, más de un caso muy cercanos. Ha sido precisamente el conocimiento de estos casos lo que me ha animado a escribir estas palabras que ahora comentamos.
    Nunca (y ya lo dejo dicho para futuros escritos y conversaciones), nunca me he creido en posesión de la verdad absoluta, en ningún momento he creido tener en mi poder la fórmula infalible y milagrosa que resulve los problemas, no he pretendido ir de listo ni dar a nadie lecciones de nada, por eso, diga lo que diga en mis textos, no se busque en ellos ninguna intención que pueda dar a entender que son estas cosas las que mueven a uno. Por supuesto, cabe la posibilidad de que en muchos de ellos no haya conseguido expresar con claridad mis ideas e intenciones, y de eso, sí me culpo. Uno trata siempre de ayudar, y cuando no puede, busca la forma de apoyar. Eso es todo.
    Parto, siempre lo hago, del respeto absoluto a las personas y su forma de vida (siempre que esta no sea la causa del sufrimiento de otros). Parto de ahí. Luego viene el asunto de las ideas. Esas las combato (si lo merecen) con todas mis fuerzas. Soy directo, dicen unos; soy agresivo, dicen otros; soy políticamente incorrecto dicen los más. Pues bien, esto también lo dejo ya dicho: lo seguiré siendo. Y más aún cuando el tema que se trate sea el sufrimiento de alguien. Conste pues.
    Por descontado que habrá gente que sea feliz con la situación convencional de la pareja, como no, pero también estoy seguro de que los maltratos y las humillaciones que citas son muchísimo más frecuentes de lo que socialmente se muestra.
    No doy por hecho lo que los demás necesitan (creo haber respondido a esto al principio), pero si es eso lo que transmito, sin duda me estoy equivocando.
    Bienvenida, agitadora, espero que hayas venido para quedarte. Seguiremos aprendiendo. Un beso GRANDE.

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